Salud, Dinero o Amor (Parte 1)


-Te juro que me la pasé sentada como idiota viendo pasar batas y zapatos blancos y una que otra pierna opacada por esas medias horribles

-Lo siento, pensé que te había avisado que me tocaba guardia.

-Me empiezo a desesperar. Condenado gobierno. Mira que prohibir el uso de celulares porque, según ellos, causan cáncer !?. No habían hecho semejante estupidez desde aquel alboroto por el aborto, la prohibición de fumar, la llamada privatización del petróleo, la adopción del dólar como moneda nacional o el servicio militar obligatorio sólo para mujeres.

-Lo sé mi amor pero algunas cosas se propusieron buscando el beneficio del pueblo, ya sea en salud, en economia o en

-Auch, ¡Auuuuch! Fijate bien, tarado ¿no ves que está enterrada?

-Disculpame, no volverá a pasar.

Esta escena, o una muy parecida, se repetía cada mañana ya que Rebeca, ladoradaesposa, sufría una extraña enfermedad que provocaba, entre otras cosas, un crecimiento acelerado de las uñas y el cabello.
Israel, tierno y cariñoso como la mayoria de los hombres de su época, se ofrecía (como si pudiera negarse) a realizar los cortes necesarios para que Rebe, su amor, tuviera una mejor calidad de vida, sin importar que su vida se fuera entre cortes y pensamientos que buscaban seguirle el paso a tan variadas críticas que su esposa acostumbraba hacer. Lo anterior sin importar que no sirviera de mucho, ya que la esposa, al verse cuestionada, tardaba más en calcular el valor de 2+2 que en lanzar una queja, o quejido en su defecto, acompañado del infaltable insulto, que cortaba de raíz cualquier intento de Israel de establecer el debate, atrevido claro, que cuestionara los 'pensamientos' de ELLA.

Tal vez esté de más mencionar por qué Israel estaba decidido a continuar con tan difícil (y tal vez, para algunos, humillante) tarea. Lo que no está de más es que trabajaba en un hospital ubicado al sur de la ciudad. Doña Rebeca era la dueña. Isra, como ella le decía, era enfermero de planta desde hacia 3 años.

-Buenas tardes Andrea.
-Buenas tardes doña Rebeca.
-Necesito que busques y me recomiendes al mejor enfermero del hospital, acabo de ver al doctor Mejia y no me dio buenas noticias. Necesitaré alguien que me ayude en casa.
-¿Qué le pasa doña Rebeca, es grave?
-No seas metiche y haz lo que te pido.

Posiblemente parezca que "Doña Rebeca" es una mujer mayor, pero aunque el 'doña' (o en dado caso, el 'don') haría sentir más grande a cualquiera, no tenía efecto en esta mujer de 31 años que a base de arduo trabajo, es decir, labor de convencimiento con el padre millonario, había logrado tener uno de los hospitales más lujosos, y por lo tanto más caros, de nuestro amado y contaminado Distrito Federal. Mujer hermosa y decidida, de inteligencia incuestionable pero poseedora de un dudoso conjunto de valores y principios éticos, que tuvo la suerte de conocer a su alma gemela, el amor de su vida, el hombre más maravilloso que pudo haber soñado (Ja!).

Israel, tras una búsqueda exhaustiva de Andrea (asistente personal de la doña, que se aseguro de preguntar a las personas indicadas en todo el hospital), fue el elegido para la recomendación antes mencionada.

Comentarios

Carlos ha dicho que…
En proceso de escribir la segunda parte...Ten paciencia mano! Abrazo!

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