Cancionerito


Hoy por fin me dí cuenta que en verdad les hago pesada la vida a mis hijos y a mi mujer. Soy el clásico esposo que llega cansado, harto, con ganas de nada y que, irremediablemente, se desquita con los que más quiere.

Me puse insoportable. Tanto, que dejó de ser ajeno a mi. Lo noté, fue ciertamente una revelación al tiempo que me ponia furioso. Me quedé congelado, con la mirada perdida y la familia asustada.

Alfredo. Qué tienes papá. Alfredo qué te pasa. Papá reacciona. Mi amor qué te pasa, no me asustes. ¡Papá, ya por favor!

Y después sólo ganas de llorar. No fue fácil este día. Más bien no fue un día que quisiera repetir, ni siquiera recordar aunque, por primera vez, en lugar de un patético "no pasa nada, estoy bien" o el más arrogante "no quiero hablar de eso", me dejé llevar, todo empezó a salir ya sin esfuerzo, lágrimas y palabras que mostraban a un Alfredo diferente, hasta ahora desconocido.

Debo aclarar que mi malestar no es clásico. Y no es que crea que es justificación pero, cómo no ponerme mal si hoy me enteré de la muerte de mi amigo de toda la vida.

Ya no tengo a ese compañero con el que siempre conseguía que las canciones se ajustaran a nuestro sentir...

- Quiero hablar con ella... o con ella...¡No, con ella!
- Claro, pero ninguna de ellas quiere hablar contigo. Además, no es coincidencia que vengamos escuchando "Another day without you". Por cierto, ¿qué le dijiste? Te bateó bien o namás siguió 'guardando su distancia'?
- No ps me dijo que no me confundiera, que me quería pero como amigos.
- Uy ps entonces sí te bateó chido.

Esta era una conversación como tantas entre él y yo. Cada que veíamos nos actualizábamos "la novela".

Nuestros cuerpos son tan frágiles.

Odio las balas. Las odio porque una, una sola, le arrebató la vida. Han costado tantas vidas, buenas y malas, "bien vividas, mal vividas, qué se yo". Y a su vez las quiero, las quiero todas para matar, para acabar con todos esos hijos de puta que matan seres queridos.

¡Hijos de la gran puta!

- Te digo que así de huevos entró al cuarto y se lanzó sobre mí el cabrón. La neta no lo vi venir, de repente ya estábamos dándonos en la madre... bueno no, yo ni le pegaba, yo namás quería calmarlo, pero el pendejo me tenía bien agarrado de las greñas, por eso me duele todo el cuello. Hijo de la chingada, nadie me había sacado sangre de la nariz... ok, nunca me había peleado pero mi hermano, por ejemplo, me ha dado unos buenos cabezazos, por accidente, pero ni madres que sangraba.
- No es coincidencia que vengamos escuchando "Gangsta's Paradise".

.....

"La felicidad no se crea ni se destruye, sólo se transforma", le gustaba repetirme de cuando en cuando.

La primera vez que me lo dijo no pude hacer menos que pedirle una explicación:

 - Imaginemos que esto de la felicidad es como la energía, o más específico,
como el calor, cuando un cuerpo se calienta, generalmente otro se enfría. Es decir, qué tal que para que alguien sea feliz, necesariamente alguien más tiene que estar triste.
- Claro, no es coincidencia que vengamos escuchando "Gasp" de Japanese Cartoon.
- Your happiness is killing meeeee... 

Cantábamos a coro, con la piel chinita y como queriendo llorar. 

Día a día trato de recordar, al levantarme casi siempre, que este dolor que siento, esta pena que no se va, es directamente proporcional a la inmensa felicidad que alguien debe estar sintiendo en este mismo momento en alguna parte del maldita sea mundo.




Comentarios

Entradas populares