A soledad.


hOLA soledad,

Intentaré narrarte algo que me sucedió camino a casa.

Prácticamente todo el tiempo que duró el trayecto fue absorbido por la lectura de un libro que me acaban de regalar, pero en un semáforo, levanté la mirada para reconocer el lugar en el que estabamos.
Al voltear a mi derecha, la imagen de la chica sentada a mi lado provocó en mi una sensación de sorpresa y nervios, mucha emoción. Ella iba dormida, así que sólo podía verla de perfil, y no me lo vas a creer,

era igualita a ti, igualita.

Afortunadamente logré controlarme, respiré hondo y volví a activar mi cerebro. Decidí observar y un detalle me dió la certeza de que no eras tú. Discretamente miré sus manos, y con ello sus brazos. Jamás podré olvidar tus brazos, así que definitivamente no eras tú.

Ya al final del viaje, cuando tenia que bajar y pude verla un poco mejor, casi de frente, nada que ver contigo, no era tan bonita.

Ahora más tranquilo, me alegro que no hayas sido tú, no me gusta encontrarte tan seguido.

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