Aé, aé, yo quiero tenerte

"Hagamos el amor / yo quiero tenerte": petición tan contundente como pocas en la memoria de la canción popular mexicana. La ausencia de posibles recatos es indicativa, desde el comienzo, de los deseos que acompañan la carne de aquél que, inmisericorde, pide, una vez màs, el contacto con la desnudez de su compañera. Sí, es posible que el hipotético encuentro resulte en lamentable fracaso por lo mucho que se presume y la impertinente falta de correspondencia con lo real de las posibilidades, pero el deseo (que es lo que importa en este momento) dicta, apremiante, las vías únicas por las que habrá de saciarse. Carajo. Si la vida(y las capacidades) fueran otras.
¿Qué hace del reggaetón una expresión vilipendiada o idolatrada sin límites conocidos? La respuesta, si encuentra en la organización rítmica el factor determinante, se olvida de las voces de los cantantes que, dueños de un acento utòpico de lo latinoamericano (concretamente lo caribeño o la minoría asentada en Estados Unidos) hacen la delicia del escucha afecto o provocan semblantes que revelan lo initeligible de las frase proferidas. Un aspecto más: la sexualidad (sea lo que sea en la actualidad), como la violencia, encuentran manifestaciones que, por energúmenas e ignorantes de traba alguna, saben que en el canto y en la cadencia vertiginosa de su sonido dan vida o cauce o reflejo o semblante a esas pasiones que duermen encerradas en el cuerpo del deseante. (He ahí los problemas de la mirada réproba sobre las preguntas incómodas, las exploraciones de un cuerpo que es más bien laberinto, sobre los tactos pensados impùdicos mas realizados con ingenua torpeza y monotonía: una cosa es la teoría -inexistente o deformada- y otra -discúlpese el socorro al binarismo más elemental- la práctica -que, en condiciones aún más extremas, es sumergida en un limbo más bien impotente).

Comentarios

Tonat ha dicho que…
Se me ocurre que tal análisis y/o cuestionamiento fue provocado por usted al verse atrapado con las manos en la masa, al sorprenderse en el acto de ser seducido por algún ejemplar de tan recurrido, idolatrado y a la vez repudiado, género.
Pero qué bueno, ha usted traido imagenes bastante agradables a la mente de su fiel lector. Ahora no dejo de pensar en que "hagamos el amor aé aé".

Abrazo fuerte mi hermano.

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